DINAMARCA:  CARACTER�STICAS SOCIOEDUCATIVAS Y CULTURALES 

 

Datos Generales
 

Country Basic Data

Area (km2)

43 090

Population (2000)

5 320 000

Official name of the country

The Kingdom of Denmark

Region

Western Europe

Type of economy

High income

Gross Domestic Product per capita (2000)

US$ 30,141

Percentage of population below the national poverty line

...

Human Development Index, HDI (1999)

0.921

HDI rank out of 162 countries (1999)

15

 

Dinamarca comprende la pen�nsula de Jutlandia (Jylland) y unas 400 islas, 82 de las cuales est�n deshabitadas. Las dos mayores son Fionia (Fyn) y Selandia (Sj�lland).

Dinamarca posee una importante industria pesquera y una considerable flota mercante. En el sector manufacturero destacan la alimentaci�n, los productos qu�micos, la maquinaria, la metalurgia, los equipos electr�nicos y de transporte y las industrias cervecera, papelera y maderera. El turismo tambi�n es una actividad econ�mica importante.

Entre los siglos VIII y X, los daneses eran conocidos como vikingos. Junto con los noruegos y los suecos colonizaron, saquearon y comerciaron por gran parte de Europa. Los daneses de hoy est�n orgullosos de su pa�s como modelo de Estado del bienestar, donde se garantiza una amplia protecci�n social para todos.

Dinamarca es una monarqu�a constitucional, que se rige por su Constituci�n de 1953. El Parlamento de c�mara �nica, Folketing, cuenta con 179 miembros electos.

Entre los daneses m�s conocidos figuran el escritor Hans Christian Andersen, famoso por sus cuentos, la autora Karen Blixen y el dise�ador Arne Jacobsen. El cine dan�s ha ganado reconocimiento internacional en gran medida gracias al cineasta experimental Lars von Trier.

Las especialidades de la cocina danesa comprenden los bocadillos abiertos conocidos como sm�rrebr�d, las patatas hervidas o caramelizadas, la col roja cocida y los asados de cerdo y de pato.

 

Geograf�a

Dinamarca es un Estado de Europa septentrional. Limita al S con Alemania, el resto del territorio est� rodeado de mar. Una parte de su costa est� ba�ada por el mar B�ltico, y otra, al N y al O, por el mar del Norte. El territorio dan�s comprende un n�mero de islas superior a 500: Sjaellan, Fionia, Falster, Lolland, Mon, Samso y Bornholm son las m�s importantes. Las islas Feroe (Atl�ntico) y Groenlandia (�rtico) son de soberan�a danesa.

Por su posici�n, el pa�s es de transici�n entre la Europa central y la septentrional. La configuraci�n de la pen�nsula de Jutlandia, estrecha y alargada, la convierte en puente con Escandinavia de la que s�lo la separan los estrechos de Kattegat y de Skagerrak. Geol�gicamente, es de composici�n simple: el territorio emergi� del mar, a partir del Mesozoico. Los sedimentos marinos (arcillas, margas, arenas) continuaron deposit�ndose en el Cenozoico. La morfolog�a actual se origin� durante las glaciaciones, en el Cuaternario, que modelaron la superficie. Las dos �ltimas dejaron su huella en los islotes de la Jutlandia occidental, mientras que el N y el E resultaron de la glaciaci�n Wurm.

El pa�s es muy llano. La bah�a de Veno, los fiordos de Skive y Hjarbaek, as� como las bah�as lobuladas de Kalo y Ebeltof son el resultado de la acci�n de los glaciares del N. Las islas, con una morfolog�a similar, sufrieron la erosi�n del glaciar que al depositar las arcillas de base dio lugar a la aparici�n de una llanura morr�nica que explica la fertilidad de esta zona. La pen�nsula de Jutlandia comparte con Alemania una l�nea fronteriza de 340 km; la anchura m�nima en el istmo es de 50 km ensanch�ndose a continuaci�n hasta los 175 km. La altura m�xima es de 180 m, altitud destacable si se considera que la media es de 30 m.

Las mayores diferencias de relieve ata�en a la costa: la parte occidental se abre al mar del Norte, es recta, de formaci�n arenosa, con abundancia de pantanos y albuferas, lo que la hace inh�spita, especialmente entre la pen�nsula de Skallingen hasta el cabo Skagen (N). En los �ltimos a�os se han construido espigones y rompeolas para frenar la acometida del mar. La costa oriental, al igual que la del archipi�lago, ofrece golfos y profundas ensenadas que constituyen aut�nticos puertos naturales, lo que ha favorecido el asentamiento humano. La estructura es resultado del hundimiento de la plataforma en que se halla enclavada, sobre el B�ltico. Los fiordos tienen una orientaci�n E-O. El Limfjorden alcanza los 40 km; separa completamente la zona N de Jutlandia del resto de la pen�nsula permitiendo la comunicaci�n entre el mar del Norte y el Kattegat.

El archipi�lago dan�s, exceptuando la isla de Bornholm, emergi� tras el hundimiento de la plataforma sueca y alemana, debido a la presi�n del glaciar. El relieve es llano, con elevaciones dispersas, y debe su fertilidad al poso de morrenas. El clima es de transici�n entre el oce�nico y el continental. Los veranos suelen ser frescos --medias en torno a los 17 �C-- y los inviernos relativamente fr�os: entre 1 �C y 2 �C en enero. Cabe se�alar dos regiones clim�ticas: la costa O de Jutlandia es muy oce�nica, mientras la parte E tiene aspectos continentales. El clima se suaviza hacia el S y en la costa (Schleswig, 17 �C media en verano); los inviernos son menos rigurosos en el mar del Norte, donde hiela excepcionalmente; por el contrario, los estrechos del B�ltico se ven bloqueados por los hielos marinos durante los primeros meses del a�o.

Las precipitaciones hacen acto de presencia durante todo el a�o debido al paso de perturbaciones, unidas al frente polar. La mayor pluviosidad se registra a fines de verano y en oto�o: la media anual es de 650 mm. En el E las caracter�sticas continentales del clima explican sus 400 mm anuales, mientras en el O, de clima oce�nico, se registra el �ndice m�ximo: 800 mm en agosto. Por lo que se refiere a la vegetaci�n, el manto boscoso de tipo caducifolio, propio de Europa occidental, lleg� a ser muy extenso en el territorio dan�s. El haya y la encina son los �rboles m�s frecuentes, aunque est�n siendo sustituidos por pinos y abetos. En Jutlandia se conocen dos paisajes: turberas, landas y brezos abundantes en terreno seco, al O, y colinas y lagos al E. Las dunas litorales poseen vegetaci�n propia: gram�neas, sauces reptantes y arbustos espinosos.

 

Poblaci�n

La poblaci�n de Dinamarca es homog�nea, pues la constituyen un 97 % de daneses sobre en total que rebasa ligeramente los 5 millones de habitantes. Existe una minor�a de habla alemana (2 %). La poblaci�n de las Feroe es de origen escandinavo, y Groenlandia est� habitada por una mezcla de escandinavos y esquimales. El crecimiento natural no s�lo se ha detenido sino que presenta una tasa negativa, con un bajo �ndice de nacimientos. Con todo, Dinamarca es el pa�s con mayor densidad de poblaci�n de Escandinavia.

La distribuci�n por regiones es irregular, la mayor densidad corresponde a las islas: Sjaelland alcanza el nivel m�ximo, y el menor --menos de 100 h/km2-- la pen�nsula de Jutlandia. La distribuci�n obedece a las condiciones clim�ticas. El sector del suelo m�s pobre incluye, dentro de una l�nea de direcci�n O-E, el �rea entre el fiordo de Nissum (O, mar del Norte), la ciudad interior de Viborg y �benr� (extremo S de Jutlandia). S�lo Esbjerg, primer puerto pesquero del pa�s, tiene un n�cleo de poblaci�n considerable. Al otro lado de esta l�nea prospera la Dinamarca de las peque�as ciudades y n�cleos agr�colas, m�s importantes cuanto m�s pr�ximos al mar.

Copenhague concentra un 30 % de la poblaci�n total del pa�s. El mayor aumento se produjo en los a�os 70 con la expansi�n de su sector industrial. Otras ciudades importantes son Arhus --capital de Jutlandia y segundo puerto dan�s--, �lborg (N) y Odense (Fionia). Dinamarca posee un alto nivel de urbanizaci�n: el 80 % de los daneses habitan n�cleos urbanos, pero conviene se�alar que en su mayor parte esta denominaci�n deriva de su actividad mercantil y administrativa, ya que la mayor�a tienen menos de 30 000 h.

 

Econom�a

En el aspecto econ�mico, Dinamarca se sit�a entre los pa�ses m�s avanzados del mundo, su renta per c�pita es, con relaci�n a Europa, s�lo inferior a la de Suecia y Alemania. La agricultura, la zootecnia y la industria son los tres pilares de su econom�a. La agricultura, altamente especializada, se ve favorecida por las excelentes condiciones clim�ticas (nivel de precipitaciones y grado de humedad) y del terreno (limo arcilloso).

El 67 % de las tierras est�n cultivadas y su alto rendimiento obedece a la racionalizaci�n del sistema, la mecanizaci�n, el tama�o medio y grande de las explotaciones (hasta 23 ha) y al alto nivel t�cnico del campesinado. Un aspecto fundamental del �xito del sector primario es la organizaci�n cooperativista que integra al 90 % de los granjeros, masivamente dedicados a la producci�n relacionada con los l�cteos. La producci�n agr�cola est� orientada hacia la ganader�a: el principal cultivo (50 % de la superficie) es la cebada, destinada a la alimentaci�n del ganado, y a la fabricaci�n de cerveza; le siguen el trigo y los tub�rculos (patatas, remolacha).

El n�mero de cabezas de ganado (bovinos, porcinos, equinos y ovinos) y de aves de corral es muy alto, y en buena parte se destina al suministro de carne --grasos, embutidos--, l�cteos --especialmente mantequilla, queso, leche-- y huevos. La UE interviene mediante una pol�tica de subvenciones en la reestructuraci�n del sector, con el fin de compensar el menoscabo econ�mico que resulta de la diferencia entre los costes industriales y agr�colas. La industria pesquera tiene a su favor la extensi�n de la l�nea costera, la proximidad a los bancos de peces del mar del Norte y la excelente ubicaci�n del territorio respecto a los grandes centros comerciales europeos.

Las zonas pesqueras principales son las del mar del Norte y Skagerrak, las aguas del Kattegat y, al S, los estrechos y el mar B�ltico, donde se sit�an los puertos m�s activos: Skagen, Hirtschals, Hastholm, Tyboron, Hoide Sande, Frederiksahvn. Los centros pesqueros del E son Esbjerg y Skagen. La industria danesa ocupa a un tercio de la poblaci�n activa del pa�s; la pesca y la producci�n agroalimentaria (quesos, mantequilla, tratamiento de pescado) suponen el grueso de su actividad. Las construcciones mec�nicas y el sector qu�mico (abonos, insecticidas, farmacia) son otros tantos puntos fuertes.

El sector naviero ha sido tradicionalmente el motor de la expansi�n industrial, especializ�ndose en la construcci�n de petroleros, barcos y motores, en los astilleros de Elsinor, Odense y �lborg. Sin embargo, Dinamarca est� obligada a importar la mayor parte de las materias primas, especialmente recursos energ�ticos de los que es deficitario el suelo dan�s (aunque el hallazgo de petr�leo y lignito en el mar del Norte augura mejores perspectivas). Adem�s de las industrias manufactureras, metal�rgica y mec�nica, tienen importancia las industrias hullera, azucarera, tabacalera, del cemento y textil, si bien esta �ltima se halla en fase de recesi�n.

La balanza comercial es deficitaria a causa de la mencionada dependencia de la importaci�n de recursos energ�ticos (petr�leo e hidrocarburos). El comercio se establece principalmente con la CE, pa�ses escandinavos y E.U.A. La exportaci�n tiene sus puntos fuertes en los productos industriales (maquinaria, veh�culos, embarcaciones, qu�micos) y alimentarios (carne, cereales, derivados l�cteos). Sus principales compradores son Alemania, Suecia y el Reino Unido. La entrada de Dinamarca en el Mercado Com�n, en 1972, dio un fuerte impulso al comercio con el exterior aunque no dej� de plantear problemas a la agricultura.

El pa�s disfruta de una excelente red de comunicaciones por carretera y v�a f�rrea. Las islas est�n comunicadas entre s� por un servicio de transbordadores. Los aeropuertos m�s importantes se encuentran en Copenhague, Sonderborg, Tirstrup, Odense y Ronne. La importancia del tr�fico mar�timo queda reflejada en el volumen de su actividad, localizada en los puertos de Copenhague, Helsing�r, �lborg, Arhus, Odense, Esbjerg y Ronne.

 

Historia

Las culturas prehist�ricas en territorio dan�s son todav�a hoy poco conocidas. En la �poca romana, Dinamarca estuvo habitada por cimbrios y teutones. Las poblaciones danesas se organizaron en distintos reinados en las regiones de Jutlandia, Sjelland y S de Suecia, mediante una red de asambleas que, durante el Imperio carolingio, hicieron frente al empuje militar, imponiendo el r�o Elder como l�mite. La alianza entre el emperador carolingio, Luis I el P�o y el dan�s Harld, que se convirti� al cristianismo, dio inicio a la evangelizaci�n de Escandinavia.

El s. IX fue tambi�n el de las primeras expediciones vikingas, cuyos monarcas abrieron las rutas comerciales por el B�ltico hasta Rusia. Factores como la explosi�n demogr�fica, el avance t�cnico en la construcci�n de nav�os y la organizaci�n social se conciliaron con la ambici�n de territorios que los llev� a Francia, Rusia y Flandes. En 985, el rey Sven ocup� el S de Suecia e Inglaterra consolidando el poder dan�s en el mar del Norte.

El s. X, Harld II Blatand traslad� la capital a Jelling, en Jutlandia y, tras su conversi�n al cristianismo, extendi� el reino hasta Suecia. La expansi�n prosigui� con la conquista en 1013 de Inglaterra, durante el reinado de su hijo Sven I y despu�s con Canuto I el Grande (1018-1035), quien gobern� permitiendo que los territorios conservasen sus leyes e instituciones. A la muerte de Canuto el Grande sigui� un per�odo de crisis durante el cual Inglaterra se liber� de la tutela danesa y el pa�s lleg� a quedar bajo dominio noruego, para renacer fugazmente con Sven II. Este monarca y sus sucesores introdujeron medidas como la organizaci�n de la Iglesia en obispados, la regulaci�n del sistema monetario, la creaci�n de un ej�rcito feudal y la formaci�n de una administraci�n de arist�cratas terratenientes, lo que, en definitiva, signific� la alianza entre la corona de los Valdemar, la Iglesia y la aristocracia.

El momento culminante de los Valdemar corresponde al reinado de Valdemar II el Victorioso (1202-1241), quien conquist� el S del B�ltico hasta Estonia (1219) y propici� una fuerte expansi�n del comercio. La Iglesia y la nobleza hicieron valer sus pretensiones, logrando recortar el poder real, conforme a la Carta firmada por el rey Erik Klipping (1282) que instituy� un parlamento de nobles. Valdemar IV Atterdag recuper� las provincias de Escania, Blekinge y Halland, conquist� Gotland, isla de dominio sueco, y entr� en la ciudad hanse�tica de Visby. A la muerte de Valdemar IX, sin descendencia directa, el Consejo privado eligi� rey a Olaf, sobrino del anterior. Margarita, madre del nuevo monarca, y esposa del rey de Noruega, Haakon IV, gobern� ambos pa�ses desde la muerte de Olaf, en 1387.

El dominio dan�s se extendi� hasta Suecia cuando, atendiendo a la llamada de la aristocracia sueca, expuls� a los Meckleburgo. Erik VII, sobrino y heredero de la soberana, rein� sobre toda Escandinavia (Uni�n de Kalmar) desde 1397 a 1439. La Uni�n de Kalmar estuvo vigente hasta 1523 (reinado de Crist�bal III y dinast�a de los Oldemburgo, fundada por Cristian I). Las clases pol�ticas de este per�odo refieren el l�mite del poder real impuesto por el Consejo (Rigsrad) que eleg�a al monarca.

Los nobles ten�an atribuciones por las que detentaban el poder local y regional e interven�an en la administraci�n de las provincias. Los campesinos se hallaban organizados en comunidades para los asuntos de la aldea.

La nobleza pas� a ser una casta cerrada con un papel activo en la econom�a; aument� sus dominios, racionaliz� la explotaci�n de las tierras y se procur� nuevas fuentes de ingresos mediante el comercio de exportaci�n de grano; pese a ello, consinti� en ceder una parcela de poder a la burgues�a de los negocios. Esta �poca estuvo marcada por las guerras contra Suecia y las guerras de religi�n que concluyeron con la implantaci�n del luteranismo. Durante el reinado de Cristian IV (1588-1648) la prosperidad de Dinamarca qued� impresa en el ornamento de las ciudades y en la ampliaci�n de los puertos con la creaci�n de compa��as comerciales.

La derrota en la Guerra de los Treinta A�os impuso la firma del Tratado de Br�msecho (1645) por la que ced�a Gotland, la isla de Osel y otras provincias, por un per�odo de 30 a�os, todo lo cual sellaba el fin de la hegemon�a danesa en el N. Un nuevo enfrentamiento con Suecia --reinado de Federico III (1648-70)-- acab� en la cesi�n de Escania a la corona de Carlos X. Suecia fue soberana durante dos a�os, hasta la intervenci�n de los aliados brandemburgueses y polacos, gracias a lo cual se recuperaron Bornhom y Trondheim (Paz de Copenhague, 1660).

Los enfrentamientos b�licos arruinaron a la aristocracia cuyas prerrogativas fueron discutidas por la burgues�a. La monarqu�a se convirti� en una instituci�n hereditaria y el Rigsrad perdi� parte de su peso pol�tico a favor de la burgues�a ilustrada (Peder Schumacher fue la figura clave de este cambio de poder). En 1721 Groenlandia se convirti� en colonia danesa.

El comercio mar�timo abri� rutas hacia las Indias Orientales y Occidentales, por lo que se adoptaron medidas liberalizadoras del tr�nsito hacia el capitalismo comercial y financiero. En los a�os siguientes, Gran Breta�a se convirti� en un foco de hostilidades. Federico VI luch� del lado de las tropas napole�nicas, despu�s que los brit�nicos bombardearan Copenhague (1810). La derrota impuso la cesi�n de Noruega a Suecia y de Heligoland a Gran Breta�a, si bien Dinamarca adquiri� los territorios del Lauenburg. El movimiento liberal, a�n incipiente, reivindic� una democracia representativa y un r�gimen constitucional. Federico VII promulg� una constituci�n democr�tica (1849) com�n a Dinamarca, Schleswig y Holstein, con dos c�maras; un Folketing (parlamento de miembros elegidos por sufragio indirecto para 3 a�os) y un Landsting (c�mara de nobles elegidos por sufragio indirecto para 8 a�os).

Durante el reinado de Federico VII, Dinamarca se enfrent� a la alianza austroprusiana por el conflicto de los ducados de Holstein, Lauenburg (de poblaci�n alemana) y Schleswig (poblaci�n escandinava) que, tras su derrota, fueron cedidos (Tratado de Viena, 1864). En el �ltimo cuarto de siglo se produjo un giro a la izquierda, pese a los intentos del conservador J. B. Strup por restringir el poder del Folketing. La izquierda de Ch. Berg opuso una estrategia reformista, y, tras la mejora de la econom�a, apareci� una clase de empleados de la que se hizo portavoz el Partido Socialdem�crata, que logr� imponer avanzadas leyes sociales. Un gobierno de izquierda moderada (Deintar, Cristensen) inaugur� el s. XX. El reinado de Cristian X comprendi� los a�os cr�ticos de las dos guerras mundiales.

Aunque en 1914 se declar� neutral, Dinamarca se benefici� de la derrota prusiana, pues por el Tratado de Versalles se le restituy� el territorio de Schleswig. En 1918 las posesiones antillanas fueron vendidas a E.U.A.; ese mismo a�o se proclam� la independencia de Islandia. Entre guerras, Dinamarca form� parte de la Sociedad de Naciones y firm� el pacto Briand Kellong de cooperaci�n con Suecia, Finlandia, Holanda, B�lgica y Noruega. Durante la Segunda Guerra Mundial, pese a la tradicional neutralidad del pa�s y la existencia de un tratado de no agresi�n, Dinamarca fue ocupada por los nazis. Las corrientes angl�filas impulsaron un movimiento de resistencia que cont� con el apoyo del rey Cristian X y de E.U.A. Las fuerzas antinazis se aglutinaron en un consejo para la liberaci�n nacional, que se produjo en 1945 y restituy� la monarqu�a constitucional; Dinamarca ingres� en las Naciones Unidas.

En 1947 ascendi� al trono Federico IX. Durante su reinado la socialdemocracia gobern� el pa�s, excepto entre 1950 y 1953, ahondando los logros sociales que hicieron de Dinamarca una de las democracias m�s avanzadas de Europa. La ayuda estadounidense (Plan Marshall) no fue ajena a este despegue, que llev� parejo el alineamiento con las fuerzas de la OTAN. En 1968, los malos resultados econ�micos perjudicaron a los socialdem�cratas que perdieron la mayor�a, lo que oblig� a formar un gobierno de coalici�n presidido por los liberales radicales.En 1972 accedi� al trono Margarita II,la primera reina constitucional del pa�s,quien sucedi� a su padre Federico IX. Ese mismo a�o se aprob� (63 %) por refer�ndum el ingreso en la CE.

En 1988, Dinamarca se convirti� en el primer pa�s miembro de la OTAN en incluir mujeres en sus unidades de combate. Tras el rechazo popular al Tratado de Maastricht en el refer�ndum de junio de 1992, los daneses volvieron a las urnas en mayo de 1993 y esta vez aprobaron un estatuto especial para su pa�s dentro de los t�rminos del gran acuerdo europeo. Poul Nyrop Rasmussen form� gobierno en enero de 1993.

 

Instituciones

Dinamarca es una monarqu�a hereditaria. Seg�n la Constituci�n de 1953, el poder legislativo es ejercido por el Parlamento (Folketing, 179 miembros), elegido cada 4 a�os por sufragio universal y sistema proporcional. El Parlamento comparte el poder legislativo con el monarca, quien no tiene poder pol�tico personal.

 

Cultura

Literatura

Los or�genes de la literatura danesa se sit�an en el marco de la tradici�n oral escandinava que se hizo eco de las gestas heroicas: el Poema de Vjarke (s. X) del cual se conservaron algunos versos en Islandia, es el texto m�s antiguo que se conoce. Su arraigo queda de manifiesto en las Gestas Danorum (Hechos de los daneses) del s. XII. Al igual que en otros pa�ses europeos, el lat�n se convirti� en lengua de cultura, coincidiendo con la expansi�n del cristianismo.

 

En los ss. XVI y XVII los mitos y leyendas paganos pasaron a formar parte de antolog�as y a�n conocieron otra fase de recuperaci�n al ser reinterpretados por los rom�nticos. La Reforma religiosa por la que Dinamarca se convirti� al luteranismo, hizo de la traducci�n y ex�gesis de la Biblia el centro de la actividad cultural. En el s. XVIII penetraron las ideas de la Ilustraci�n con la lectura de Voltaire y Rousseau; Ludvig Holber es el mayor exponente de la corriente racionalista. El poeta Hans Adolf Brorson abord� con un lirismo exaltado la tem�tica religiosa. Knud Lyhne Rahbek fue precursor del romanticismo, cuyas ideas difundieron las revistas Den Danske Tilskner y Minerva. En torno a K. L. Rahbek descollaron Andreas Heiberg y Jens Baggsen, cultivadores del romanticismo con sustrato de ideas racionalistas.

La influencia del romanticismo alem�n dio vigencia plena a la literatura danesa en la obra de N. F. S. Grundtvig, autor de himnos de la tradici�n nacional, y de B. S. Ingemann, que cultiv� la novela hist�rica, en la l�nea de W. Scott. A partir de 1830, la producci�n de Hans Christian Andersen y del fil�sofo Soren Kierkegaard, circul� m�s all� de las fronteras nacionales. Kierkegaard, precursor del existencialismo, critic� la concepci�n est�tica del romanticismo e idealista-totalizante del sistema hegeliano, afirm� al individuo como ser existente en el mundo y con posibilidades de elecci�n y decisi�n. Los �ltimos decenios del siglo se inscriben en la esfera del realismo (F. Paludam-M�ller, Adam Homo) de orientaci�n cosmopolita.

El naturalismo estuvo presente en S. Schandorph y K. Gjiellerno, mientras la poes�a adoptaba el simbolismo (H. Rode, I. Holstein). En el s. XX han tenido representaci�n las principales corrientes vanguardistas: novela hist�rica (J. Vensen), la tem�tica proletaria de signo marxista (M. Andersen Nexo). La figura m�s relevante de la literatura danesa es, sin duda, Isak Dinesen, seud�nimo de la condesa Karen Blixen. La adaptaci�n cinematogr�fica de algunos de sus relatos (Una historia inmortal, El fest�n de Babette) y de sus memorias (Sombras en la hierba y Memorias de �frica) han extendido la celebridad de su figura y de su prosa inteligente y brillante.

 

En los a�os 60 asoma la problem�tica de la identidad en relaci�n con el mundo exterior. Como consecuencia de la revuelta estudiantil francesa de 1968, la tem�tica se hace polemizante y la emancipaci�n femenina centra numerosas obras (V. Andersen, M. Larsen, L. Nielsen son algunas de las autoras m�s representativas). Los a�os 80 se caracterizan por el eclecticismo formal de las propuestas y la denuncia de los estereotipos de la sociedad capitalista.

 

Arte

La �poca de los vikingos dej� vestigios en forma de armas, joyas, etc. La piedra r�nica de Jelling es la obra escult�rica cristiana m�s antigua que se conserva. Durante la Edad Media el arte rom�nico est� valiosamente representado en la arquitectura rural. El g�tico aparece en las catedrales de Roskilde y Arhus, en cuyo interior se conservan importantes pinturas murales de los ss. XII al XVI.

La aportaci�n extranjera lleg� de la mano de artistas alemanes y holandeses que contribuyeron a forjar un estilo n�rdico durante el Renacimiento (castillos de Kronborg, Fredericksborg y Rosenborg) que progres� durante el Barroco (palacios de Nyso y Charlottenborg). A principios del s. XVII se incorporaron elementos del estilo italiano, a los que se sum� la tradici�n francoitaliana en escultura (A. Lamoureux) y en pintura (J. d'Agar, B. Le Coffre) y, finalmente, la aportaci�n del escultor J. F. Saly, director de la Academia Real de Bellas Artes. La Edad de Oro de la pintura danesa corresponde a la primera mitad del s. XIX con el predominio de la re-presentaci�n de la naturaleza y la vida burguesa (C. W. Eckersberg, retratista y paisajista, disc�pulo de David, y Ch. Kobke, son figuras preeminentes del momento).

 

El romanticismo cultiv� el paisaje (P. C. Skovgard, J. Th. Lundbye) mientras en la segunda mitad del s. XIX se incorporaron las tendencias europeas (simbolismo, expresionismo). El s. XX se interes� por la investigaci�n crom�tica, en la l�nea de C�zanne y Matisse (Isakson, H. Giersing, S. Seane). Tambi�n estuvieron representados el cubismo (W. Scharff, V. Lundstrom), el primitivismo y el expresionismo. En los a�os 30, el inter�s por el surrealismo y la abstracci�n se combin� con la recuperaci�n de los mitos n�rdicos. La l�nea antiacademicista (E. Jakobsen, Ejler Bille, etc.) hall� eco en la revista Helhelsten y culmin� en la formaci�n del grupo Cobra de resonancia internacional (M. Andersen, T. Rasmussent).

 

M�sica

Se tiene escaso conocimiento de la m�sica medieval danesa, si bien hay constancia de algunos himnos y canciones profanas del s. XII. En el XVIII se hicieron notar las influencias italiana y alemana. Despu�s de incorporar el registro de la �poca francesa, la m�sica consolid� su car�cter nacional con la obra de C. E. F. Weyse y F. Kuhlan. El romanticismo afirm� el car�cter n�rdico de la producci�n musical con J. P. E. Hartmann y N. W. Gade. N. Nielsen (1865-1931) fue el precursor de la �poca moderna; compositor de sinfon�as y �peras (Sa�l y David, Mascarada), su influencia perdura hasta el presente.

 

Cine

La cinematograf�a danesa tuvo un gran prestigio ya en la primera d�cada de este siglo, desde la fundaci�n de la Nordisk Films Kompagni por Ele Olsen. El tono melodram�tico y novelesco de su producci�n, la innovaci�n del largometraje y la profesionalidad de sus componentes (actores, directores, t�cnicos) le permitieron mantener la supremac�a hasta que, tras la Primera Guerra Mundial, Alemania le arrebat� el liderazgo, obligando a exiliarse a directores como B. Christensen y Carl Dreyer, autor de Haxa (1921), Dias irae (1943) y Ordet (1955).

 

La resistencia a la ocupaci�n nazi fue el tema estrella despu�s de la Segunda Guerra Mundial (La tierra roja, de B. Ipsen y L. Lauritzan hijo y El ej�rcito invisible, de J. Jacobsen, ambas de 1945). Despu�s de un par�ntesis en que la calidad declin�, los a�os 60 dieron muestras de vitalidad con las producciones de S. Axel (La manta roja), P. Kjaerulff-Schmidt (�rase una vez, una guerra) y de Henning Carlssen (Hambre). Despu�s de la muerte de sus grandes figuras, Dreyer y Asta Nielsen, la cinematograf�a danesa ha tenido dificultades para salir de sus fronteras, hasta la difusi�n de la inquietante obra de Lars von Trier (El elemento del crimen, 1983 y Europa, Europa, 1991).

 

 

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